Vuelvo una vez más con un nuevo artículo acerca de las maravillas del cosmos y, si en el último artículo hablamos de la Esfera de Dyson con su parte real y ficticia), hoy me gustaría traeros un evento astronómico que puede ser muy interesante para dejar volar la imaginación por un momento. Es el caso de los planetas errantes.
Seguro que ahora mismo os estaréis preguntando: cómo puede ser que un planeta se vaya a dar un paseo sin más, ¿verdad? Pues sí, es posible, aunque con un poco de “ayuda”. Los planetas errantes pueden ser expulsados de su sistema solar debido a la interacción con otros planetas (sobre todo durante la creación de los propios sistemas solares donde todo es caos), debido a la cercanía de una estrella o cuando el astro principal del sistema se torna supernova.
Deciros que durante estos últimos años los astrónomos han realizado observaciones indirectas de cuerpos planetarios vagando por el espacio. Y han publicado varios estudios que señalan que podría haber hasta 100.000 planetas errantes por cada estrella. ¿Os dais cuenta de la cantidad de planetas de los que estamos hablando vagando por el cosmos sin rumbo?
¿Y cómo sería un planeta así? Pues al no recibir el calor de una estrella su superficie se iría enfriando hasta los 270ºC bajo cero. Todo se convertiría en un páramo completamente congelado y el agua, en el caso de que hubiera, se tornaría tan fuerte como la propia piedra. Su atmosfera se encogería hasta congelarse y solo quedaría un planeta oscuro, desierto y sin vida.Y si os dijera que, incluso en esta situación tan desfavorable, podríamos llegar a encontrar vida en él. Es cierto que nuestro planeta no obtendría el calor de su estrella pero seguiría recibiendo una pequeña cantidad de energía producida por el propio interior del planeta que se iría filtrando hacia el exterior. Si tomáramos un planeta como el nuestro, nos toparíamos que bajo varios kilómetros de hielo existiría agua líquida (formada por la propia presión de las capas superiores) y esta agua se vería enriquecida por las fumarolas submarinas.
Alrededor de estas, tal y como pasa en la tierra, se podría crear un pequeño ecosistema. Es cierto que no sería una vida muy desarrollada, pero podríamos imaginarnos unas criaturas abisales (como las de nuestro propio planeta), habitando una oscuridad total y sin saber que sobre todo aquel hielo que les bloquea hay un cielo lleno de estrellas y que se encuentran viajando sin rumbo por el espacio sideral.
¿Curioso? ¿Emocionante? Yo creo que sí; sin contar que todo esto nos puede dar pie a crear alguna historia curiosa, ¿no creéis? Quién sabe, puede que en algún momento me tome la libertad de escribir alguna aventura en un planeta así. Espero que os haya gustado el artículo y nos vemos en el siguiente.
Buscar:
Últimos artículos: