Otro pobre diablo que muere bajo el liderazgo del capitán...
A lo largo de todo el libro me he sentido como Alicia cayendo por el agujero del conejo, pensando en hasta dónde llegaré. Y es que, cada vez que la idea parecía que se acababa, John Scalzi le añadía una nueva capa de locuras que la convertía en más absurda y, al mismo tiempo, en más interesante. Al final tenía tal curiosidad en saber qué pasaba después que no quería despegarme del libro.
Al principio nos preguntamos ¿qué está pasando en el Intrepid? ¿Por qué los soldados veteranos desaparecen siempre cuando los oficiales aparecen? ¿Qué puñetas es la maldita caja? Y, luego, las preguntas se vuelven aún más complejas y extrañas. Pero tampoco os quiero destripar el argumento, porque me gustaría que llegarais a él sin saber mucho.
Aun así, hay que decir que esta novela no es seria. Es decir, podría ser una idea que salió una noche tomando cervezas y poco a poco fue desarrollándose hasta lo que ha llegado hasta nosotros. Es una parodia de Star Trek, con situaciones de inverosímiles, diálogos curiosos y llenos de humor y una incompetencia propia de los mejores capitanes del universo.
La parte final del libro me ha parecido muy curiosa. Es cierto que el último diálogo de Dahl me ha dejado un poco frío, ya que podría haber sido algo diferente. Pero las dos Codas sí que me han gustado mucho; sobre todo la del guionista. Me ha parecido una buena manera de dejar a los personajes cerrados y, de alguna manera, permitirles que sean felices.
Como veis, no puedo hablar muy mal de esta novela. Si os gustan las series de ciencia ficción y queréis pasar un rato divertido y reír un poco, esta debería ser vuestra próxima lectura. No os arrepentiréis. Poco más puedo decir al respecto. Espero que la disfrutéis.
Nos vemos en el próximo entre lecturas
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